El desierto no es tu final: Revelación en medio de pruebas
- Elizabeth Jaar
- 13 oct
- 2 Min. de lectura
Shalom, Hoy quiero hablarte de una verdad que transforma el corazón: el desierto no es tu final. Quizás hoy te sientas probado, cansado o confundido, pero quiero recordarte que incluso en medio de las sequías de la vida, YHWH [Yo Soy el que Soy] revela su gloria.
El desierto nunca es el destino final de un hijo o hija de Elohim. El desierto es el proceso donde somos transformados, donde aprendemos a escuchar la voz de nuestro Padre y a depender únicamente de Su provisión.
📖 Devarim [Deuteronomio] 8:2 “Y te acordarás de todo el camino por donde YHWH tu Elohim te ha traído estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.”
Este pasaje nos recuerda que el desierto es escuela de obediencia, lugar de purificación y antesala de la promesa.
El desierto revela lo que hay en ti:
Si tu confianza está en lo visible o en lo invisible.
Si tus fuerzas dependen de ti mismo o del Ruaj HaKodesh [Espíritu Santo].
Si tu fe está en las circunstancias o en la fidelidad de Elohim.
No temas si estás atravesando un desierto. El desierto es señal de que YHWH está preparando algo mayor. Es el lugar donde se derrumban los ídolos y se despierta el corazón.
Recuerda: Israel no nació en los palacios de Egipto ni en las murallas de Jericó. Israel nació como nación en el desierto, porque ahí Elohim enseñó a su pueblo a confiar solo en Él.
Declaración de activación
Declaro hoy con fe:“El desierto no es mi final.
El desierto es mi proceso de revelación.
YHWH me levanta, me fortalece y me prepara para la tierra prometida.
Ninguna prueba me destruirá, porque mi Elohim pelea por mí.”
Oración profética poderosa
Abba Kadosh [Padre Santo], gracias por recordarme que el desierto no es mi tumba, sino el taller donde transformas mi vida.
En el nombre de Yeshúa HaMashíaj [Jesús el Mesías], renuncio al miedo, a la desesperanza y a toda mentira del enemigo que me dice que estoy solo.
Hoy recibo Tu revelación.
Hoy recibo Tu provisión en medio de mi prueba.
Que Tu Ruaj HaKodesh me fortalezca, y que cada paso en el desierto me acerque más a la tierra de la promesa.
Amén.
Recuerda siempre: el desierto no es tu final, es solo el escenario donde YHWH revela Su gloria en tu vida. Mantente firme, activa tu fe y nunca olvides que tu destino está lleno de promesas.




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