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Números: Lecciones en el desierto — Cómo avanzar con fe en medio de la incertidumbre

  • Foto del escritor: Elizabeth Jaar
    Elizabeth Jaar
  • 8 jun
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept

A veces la vida se parece mucho a un desierto: incierto, árido, prolongado, y lleno de pruebas que parecen no tener fin. El libro de Números nos lleva precisamente a ese escenario, donde el pueblo de Dios camina entre la promesa y el cumplimiento, entre la fe y la duda, entre la obediencia y la rebelión. Es un relato de transición, de crecimiento, de tropiezos… pero también de gracia, provisión y dirección divina.


Más que una lista de censos y estadísticas, Números es una guía espiritual sobre cómo vivir mientras esperas. En medio del desierto, Dios sigue hablando, guiando, formando y mostrando que incluso en los tiempos más difíciles, Él permanece fiel.


Esta guía fue creada para ayudarte a aplicar las enseñanzas del libro de Números a tu propia jornada. Cada paso del pueblo de Israel en el desierto nos revela algo sobre nuestro propio caminar con Dios: nuestras pruebas, nuestras quejas, nuestras victorias y nuestra necesidad de confiar en lo que Él ha prometido.


Aquí explorarás:

·         Dónde nace el libro: En el segundo año después del Éxodo, mientras el pueblo se prepara para entrar en la tierra prometida, y Dios organiza su campamento y su corazón.

·         Qué revela su historia: La tensión entre la fe y el miedo, el liderazgo de Moisés, la fidelidad de Dios en la travesía, y la necesidad de obedecer para avanzar.

·         Momentos clave

·         Qué marcó esa historia: La lentitud del corazón humano para confiar y la paciencia de Dios al seguir guiando.

·         Cómo esta historia puede ayudarte hoy: A reconocer tus propios desiertos, confiar en la provisión diaria de Dios, madurar en la fe, y seguir caminando, incluso cuando la meta aún no se ve.


Números es más que un relato histórico: es el mapa de un corazón en formación. Dios no te deja en el desierto para que mueras, sino para que madures y avances. Despierta. Regresa. Y sigue caminando. Porque la promesa sigue en pie.

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Oración de Alabanza Inspirada en el Libro de Números

¡Bendito seas, Señor, Dios de Israel,

que guiaste a tu pueblo por el desierto con nube de día y fuego de noche!

Tú hablaste con Moisés cara a cara,

y tu gloria llenó el tabernáculo santo.

Te alabo, oh Dios fiel,

porque aunque tu pueblo dudó y se rebeló,

tu misericordia nunca se apartó de ellos.

Tú diste maná del cielo y agua de la roca,

y mostraste que en medio del castigo, tu amor permanece.

Como Aarón alzó sus manos para bendecir,

yo también levanto mi voz para decir:

“El Señor te bendiga y te guarde,

haga resplandecer su rostro sobre ti

y te conceda su paz” (Números 6:24-26).

¡A ti la gloria por los siglos, Dios de las promesas cumplidas,

que conduces a tu pueblo hacia la tierra de bendición!

Amén.

 

Oración de Alabanza, Agradecimiento y Sanación

(Inspirada en el Libro de Números)

Señor Dios de misericordia y poder,

te alabo porque tú eres el que guía a tu pueblo con sabiduría,

como lo hiciste con Israel en el desierto.

Tú eres el Dios que no abandona,

el que habita en medio de su pueblo y lo conduce con su luz.

Gracias, Padre amado,

porque en medio de la prueba, tú estás presente.

Como diste maná al hambriento y agua al sediento,

hoy me das tu Palabra y tu Espíritu que me sostienen.

Gracias por tu fidelidad,

aunque tantas veces, como tu pueblo, he dudado.

Tú, Señor, has sido paciente y compasivo,

lento para la ira y grande en amor.

Hoy me acerco a ti como lo hizo Moisés cuando intercedió por el pueblo:

“¡Sánalos, Señor, por tu amor infinito!” (cf. Números 12:13).

Derrama sobre mí y sobre mis seres queridos tu sanación,

cura nuestras heridas del cuerpo, del alma y del corazón.

Como Aarón extendía sus manos en bendición,

hoy recibo tus palabras vivas:

“El Señor te bendiga y te proteja,

haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor,

el Señor te mire con amor y te conceda la paz” (Números 6:24-26).

A ti elevo mi alabanza,

porque eres el Dios que restaura, que guía, que salva.

A ti la gloria por siempre, Señor de los ejércitos,

Dios de alianza y de amor eterno.

Amén.


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